domingo, abril 13, 2008

ADIÓS PEQUEÑO. MI GRAN Y FIEL AMIGO

Día triste el de ayer.
Un maldito coche conducido a gran velocidad por quien no merece el nombre de persona, se cruzo en tu camino.
Eras demasiado joven, demasiado inexperto y, sobre todo, demasiado confiado.
Con tus últimas fuerzas corriste a nuestros brazos buscando protección.
Tus pequeños ojos nos miraron pidiendo ayuda.
Moviste lentamente la cola al conocernos. Como siempre enormemente cariñoso. Hasta el final.
Pero ya era tarde.
Sabías que habías perdido tu última batalla y en ella la vida.
Nada pudo hacer la ciencia por salvarte.
Tu gran corazón se detuvo para siempre.
Mientras, mi alma se desgarraba por dentro y mi corazón se apagaba un poco más.
En mi inmensa soledad te doy mi despedida.
Adiós mi fiel amigo.

miércoles, abril 09, 2008

UN RELATO MUY BREVE

Eva no aceptó la manzana.
Adán se negó a probarla.
Les escribo desde el Paraíso.

martes, abril 08, 2008

BEN - HUR (1)

En 1905 murió Lew Wallace.
El general Wallace tuvo una vida interesante: lucho contra los sudistas durante la Guerra Civil Americana, intervino en el juicio de los asesinos de Lincoln y fue gobernador de Nuevo México.
Pero pasó a la historia, sobre todo a la historia del Cine, porque tuvo la ocurrencia de escribir y publicar en 1880 un mamotreto titulado: “Ben-Hur: a tale of the Christ (“Ben-Hur, una historia del Cristo”). A pesar de ser una novela larga y a veces tediosa, se hizo rápidamente famosa.
Por ello, en 1907 se hizo el primer “amago” de llevarla al cine. Esta primera versión solo duraba 15 minutos, siendo retirada al poco tiempo por motivos legales (se filmó sin el premiso de los herederos de Walace). Hubo que esperar hasta 1925 para que la novela tomara vida en el cine gracias al director Fred Niblo (600.000 dólares, de aquella época, fueron abonados por la compañía cinematográfica MGM a los herederos de Wallace por los derechos sobre la novela). La película dura 2 horas y 24 minutos.
Eran tiempos de cine mudo y fue rodada casi toda en blanco y negro.Niblo no era un genio como su maestro David W. Griffith, pero supo plasmar gran vitalidad en ciertas secuencias que hacen que esta película no resulte efímera ni anticuada. Los decorados compiten en grandiosidad y efectividad con los que aparecen en la posterior y más famosa versión.

En 1959 el gran maestro William Willer se atrevió a llevar de nuevo al cine la novela de Wallace. La aparición de la televisión obligó a las grandes compañías cinematográficas a agudizar el ingenio para mostrar películas espectaculares y grandiosas. Por ello, en esta película se utilizó un formato de pantalla gigantesco, con un color y una banda sonora magnífica para aquella época.

BEN -HUR (2)

En 1948 se produce la proclamación del moderno Estado de Israel.
Este hecho influyó notablemente en el guión de la película Ben-Hur de William Willer.
Se trató de aglutinar a las distintas religiones monoteístas. Ben Hur no es un militante idealista contra Roma, sus causas son personales. El personaje de Jesús no es Mesiánico, sus seguidores dicen que habla de amor y perdón no que sea el Mesías. Las últimas palabras de Judá Ben Hur: “sentí que su voz quitaba la espada de mi mano”, remarcan esa idea antibelicista. La amistad con el jeque árabe hace pensar en una amistad árabe-israelí difícil de llevar a la práctica en la vida real.
Ciertas secuencias (las que hacen referencia a la vida de Jesús) sufren de un claro efecto empalagoso, cursi y afectado típico de antiguas postales religiosas. La película presenta algunas lagunas irritantes como el pasar de puntillas sobre la relación entre Ben Hur y su padre adoptivo Quinto Arrio en Roma (larga es la mano de la censura).
A pesar de lo anterior, la película tuvo 12 nominaciones a los Oscars de 1959 consiguió 11 de ellos: mejor película (Sam Zimbalist), mejor director (William Wyler), mejor actor principal (Charlton Heston), mejor actor secundario (Hugh Griffith) -no merecido ante la sobresaliente interpretación de Sthepen Boyd en el papel de “Mesala”-, mejor fotografía en color (Robert Surtees), mejor banda sonora original (Micklós Rózsa), mejor montaje (John D. Dunning, Ralph E. Winters), mejor sonido (Franklin Milton), mejores decorados en color (Edward C. Carfagno, William A. Horning, Hugh Hunt), mejor diseño de vestuario en color (Elizabeth Haffenden). Unicamente perdió el Oscar al mejor guión adaptado (Karl Tunberg).
Eugene Luther Gore Vidal, aunque no consta en los créditos finales, colaboró en el guión (lo hizo con reticencia y con la condición de que la MGM le liberara de sus dos últimos años de contrato con la compañía) e insiste en que a Stephen Boyd (Massala) se le pidió que interpretase su papel como si mantuviese una atracción homoerótica por Ben-Hur (Charlton Heston). Algo que este último siempre negó.

BEN - HUR (3)

Ben-Hur es una película de hombres.
Los personajes femeninos están desdibujados y pasan desapercibidos en casi todas las secuencias en los que aparecen. La dudosa historia de amor entre Charlton Heston y la almibarada Haya Harareet “rechina” en todo momento.
La homosexualidad latente entre los dos amigos de la infancia Judah y Mesala se pone de manifiesto con el reencuentro, tras años de separación.

El juego simbólico queda evidente con las dos jabalinas clavadas, juntas, en el crucero del techo y con el cruce de copas mientras beben vino en recuerdo de los agradables tiempos pasados.
Las miradas de Mesala y los efusivos abrazos entre ambos amigos refuerzan lo obvio.
La posterior incomprensión e injusta reacción del romano Mesala ante la respuesta negativa de Judah a traicionar a su pueblo, rompe el encanto del encuentro y transforma el amor en odio en el corazón de Mesala.
Su frase “no hay nada tan triste como el amor no correspondido” es diáfana y evidente.
La película está llena de guiños a la homosexualidad.
Es evidente la relación homo-sádica que nace con la mirada complacida del cónsul Arrio, interpretado soberbiamente por Jack Hawkins, mientras contempla al musculoso galeote Judá amarrado al remo, confirmada con el posterior latigazo en las espaldas de Judah sin razón aparente (no hay que despreciar el fetichismo encubierto al mostrar un primer plano del pie izquierdo desnudo de Judah mientras rema).
La orden dada por el cónsul de retirar a Ben Hur las cadenas que le ataban a la nave reafirma la nueva relación.

Durante la batalla de galeras se produce el salvamento de Quinto Arrio por Judah Ben-Hur en alta mar, aquí los roles se cambian.
El amo se convierte en esclavo y el esclavo en amo.

Toda una lección de sadomasoquismo representado exquisitamente por un símbolo: unas cadenas.

Mientras esto ocurre, Heston se permite mostrar su magnífica, sensual, voluptuosa y casi desnuda presencia.
La posterior relación entre ambos se nos escamotea tristemente en la película. Aunque queda evidente con la adopción por el cónsul Arrio y el consiguiente encumbramiento de Judah en Roma, una vez convertido en hijo adaptivo del cónsul.
La lucha interna entre el amor a su “padre” adoptivo y los recuerdos amargos de su pasado son evidentes. Vencen estos últimos y le obligan a volver a su tierra, dejando desconsolado a Arrio que se despide con esta frase: “Cualesquiera que sean los dioses, poco favorecen las esperanzas de un viejo”.
La secuencia en las termas romanas, donde el árabe apuesta con Mesala por el vencedor en la carrera de cuadrigas, sirve de excusa para mostrar un nada despreciable número de hermosos, depilados y brillantes cuerpos de hombres desnudos en sugerentes poses.

Tras la impresionante carrera de cuadrigas, vemos la agonía del vencido Mesala. La visión de sus brazos ensangrentados sujetos por lazos de cuero y su cuerpo moribundo lleno de heridas, constituye el más osado ejercicio de sadismo gay jamás filmado en celuloide.

Su frase: “¡no me cortéis las piernas!. ¡Aún no!. No quiero que me vea con el cuerpo mutilado”, es paradigmática.
Este atmósfera de enfermiza voluptuosidad, exaltada por las pasiones de amor y odio, incrementa la actualidad de la película, y la enaltece por encima del mero espectáculo del cine de aventuras.

jueves, abril 03, 2008

ALMAFUERTE


No te sientas vencido, ni aun vencido
No te sientas esclavo ni aun esclavo
Trémulo de pavor, piénsate bravo
Y arremete feroz, ya malherido

Ten el tesón del clavo enmohecido
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo,
No la cobarde intrepidez del pavo,
Que amaina su plumaje al primer ruido

Procede como Dios, que nunca llora
O como Lucifer, que nunca reza
O como el robledal, cuya grandeza

necesita del agua y no la implora
Que muerda y vocifere, vengadora
Ya en el polvo, rodando, tu cabeza.

Esta vida mendaz es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser tras el tocado:

No digas tu verdad ni al más amado,
no demuestres temor ni al más temido,
no creas que jamás te hayan querido
por más besos de amor que te hayan dado.

Mira cómo la nieve se deslíe
sin una queja de su labio yerto,
cómo ansía las nubes el desierto

sin que a ninguno su ansiedad confíe:
Maldice de los hombres, pero ríe;
vive la vida plena, pero muerto.


Pedro Bonifacio Palacios (1854-1917) "Almafuerte".
"Sonetos Medicinales"

miércoles, abril 02, 2008

MI AMIGO

Hacía más de dos meses que no te veía. Ni siquiera pude verte desde lejos.
Durante todo ese tiempo fue imposible. No pude tenerte a mi lado.
Debo reconocer que toda la culpa fue mía.
Estuve ausente durante todo ese tiempo, en los muchos y amplios términos que pueda tener la palabra “ausente”.
Fue mucho tiempo sin percibir tu presencia junto a mí. Sin notar tu dulce mirada fija en la mía. Sin poder acariciarte. Sin sentir el calor que emanaba tu cuerpo cuando dormías a mi lado.
Te eché de menos. Mucho. Temí no volver a verte.
Puedo decirte que para mí eres hermoso. Pero no solo me gustas por tu aspecto externo. Tu manera de comportarte, tu forma de ser, cariñoso y noble, hace que te quiera aún más si cabe.
Por eso, cuando volvimos a vernos, cuando sentí y vi tu reacción de cariño que rayaba en la locura...
Lloré de alegría. Lloré por dentro como pocas veces recuerdo en mi vida.
Te abracé con todas mis fuerzas, te acaricié y, con dificultad, te sujeté entre mis brazos, mientras intentaba disimular las lágrimas que luchaban por salir de mis emocionados ojos, en un intento de responder a tus demostraciones de cariño.
Mientras te abrazaba, pensé en aquel anciano que, con mirada triste, me pronosticó que serías el mejor amigo que iba a tener en mi vida.