domingo, diciembre 24, 2006

FELIZ NAVIDAD



AÚN ESTOY A TIEMPO DE DESEAR A TODOS
UNA GRAN NOCHE DE PAZ Y AMOR

¡FELICES FIESTAS!

martes, diciembre 12, 2006

EDUCACIÓN CANINA


Desde que está a mi lado el mejor amigo del hombre, no tengo más remedio que mirar con frecuencia hacia el suelo.
Y lo que veo no resulta demasiado agradable ni a la vista, ni al olfato. A veces ni siquiera al tacto, aunque sea el hipotético tacto de los zapatos.
Está claro que los perros son unos animales fieles, cariñosos, simpáticos e incluso muchas veces entrañables.
Pero no dejan de ser animales. Y como tales, tienen unas necesidades fisiológicas que deben ser satisfechas con cierta periodicidad.
Un perro no es un peluche de felpa que se puede tener encima de una cama o en un estante como un adorno y que solo necesita que le sacudan, cada cierto tiempo, para quitar el polvo acumulado.
Tener un perro obliga a realizar determinadas acciones, muchas veces desagradables, que no se harían, ni por asomo, en otras condiciones.
A veces pienso lo fácil que sería controlar a los perros que pululan por nuestras calles. Es imprescindible "educar" a sus dueños. Solo con obligarles a cumplir las leyes existentes sería suficiente.
Hoy, mientras daba el necesario paseo mañanero con mi perro, me fijé en una mujer que caminaba unos pasos delante de mí. La acompañaba un pequeño Fox Terrier de pelo duro.
Era delgada, estaba en la década de los cuarenta, tenía el pelo rubio con el corte y las mechas precisas para darle un aire juvenil, moderno y falsamente descuidado.
Llevaba un vestido de serie, pero con un diseño funcional y cierto toque personalizado que lograba realzar su estilizada figura.
Las pequeñas botas eran de tacón alto y fina piel marrón, a juego con un pequeño bolso que colgaba de su hombro izquierdo.
Tenía un andar rápido y nervioso, que la obligaba a dar bruscos tirones de la correa.
De vez en cuando miraba hacia atrás, posiblemente quería confirmar que el perro continuaba atado a la correa y descartar que el sufrido animal no hubiese tenido una luxación cervical.
En algún momento no tenía más remedio que detenerse, pues el perro se empeñaba en parar a olisquear alguna zona especialmente olorosa del suelo. En esos casos se podía apreciar el disgusto de la mujer por el rictus de su cara.
Estaba claro que se veía obligada a sacar a pasear al perro.
En un momento determinado, el pequeño animal se detiene con decisión y firmeza. Se coloca en la posición precisa y termina dejando un consistente regalo en el suelo.
La mujer mira con desagrado al perro, sin inmutarse da un fuerte tirón de la correa y continúa caminando como si no hubiese ocurrido nada.
Pasa olímpicamente.
No tiene la más mínima intención de recoger el obsequio que acaba de dejar su perro en la acera.
No me pude contener.
Visto lo visto, acelero el paso, meto una mano en mi bolsillo de la chaqueta y saco una de las bolsas de plástico negro que llevo, mientras digo en voz alta:
-¡Señora!. ¡Eh, señora!.
Ella se detiene, gira el cuerpo y, mientras me mira con cierto desdén, me pregunta:
-Si. ¿Dígame?.
Con cara franciscana y la mayor de mis sonrisas, le doy la pequeña bolsa negra y contesto:
-Tenga, señora, una bolsa para que pueda recoger los excrementos de su perro. A mi alguna vez ya me pasó que se me olvida la bolsa en casa y es muy desagradable tener que volver, de nuevo, a recogerlos.
Primero se pone pálida, luego noto que aumenta el rictus de su cara y comienzan a marcarse las venas de su cuello.
Está a punto de contestar algo. Al final, lo piensa mejor y se contiene.
Respira hondo, coge la bolsa con cierta brusquedad. Me da las gracias con los labios apretados, casi escupiendo las palabras.
Se da la vuelta para ir a recoger lo que su perro había dejado en el suelo unos metros atrás.
Miré durante un momento como se agachaba para recoger los excrementos. Seguro que se estaba acordando mentalmente de toda mi familia.
Luego continué caminando mientras sujetaba la correa de mi perro.

miércoles, diciembre 06, 2006

RECHACE IMITACIONES


Ayer por la tarde fui a dar un relajado paseo por algunas calles de mi barrio.
Se nota que ya quedan menos de tres semanas para la navidad. Toda la ciudad luce los nuevos adornos navideños y los escaparates se alumbran de múltiples lucecitas de colores que parpadean sin cesar. Lo tópico y típico de estas fechas.
Durante el paseo, distraídamente me detengo delante del escaparate de una farmacia. Se anuncia y expone un poco de todo, desde fajas ortopédicas, bastones, champús que hacen desaparecer la caspa al segundo lavado, hasta el último avance en cremas para quitar, a la vez, las arrugas y las manchas de la piel.
En mi “escaneo” visual, algo insólito reclama mi atención. En uno de los estantes, veo que está a la venta una pulsera de aspecto metálico.
El precio anunciado a su lado es de 115 euros. Supongo que es una ganga.
No me pude resistir a realizar una foto con la cámara del móvil. Había oscurecido y el cristal del escaparate impedía un buen enfoque. El resultado deja bastante que desear, pero aún así, me atrevo a "subir" la foto.
Después tomé nota mental de las supuestas características y propiedades beneficiosas que tenía el uso continuado de la pulsera.
Intentaré hacer un pequeño resumen:
Al parecer está patentada, magnetizada e ionizada.
Sirve para adultos, niños y ancianos.
No tiene ningún efecto secundario.
Los efectos primarios van a continuación:
Parece ser que cura el insomnio, las jaquecas, la depresión, el stress, la ansiedad, la agresividad, las alergias, el reuma, la osteoporosis, las inflamaciones, el dolor de espalda, el dolor de riñones, el dolor de cabeza... entre otras cosas.
Tiene efecto de recuperación deportiva.
En fin. ¿Alguien da más?.
Si es verdad todo lo anterior -y una vez leído el anuncio nada me hace imaginar lo contrario- ya podemos ir pensando en tirar todos los fármacos.
Incluso también podemos hacer lo mismo con los farmacéuticos, médicos y resto del personal sanitario.
Solo con comprar y usar esta maravilla de pulsera se solucionan casi el 100% de las patologías físicas y mentales, presentes y futuras, de los sufridos humanos.
Si por efecto nefasto del "lado oscuro de la fuerza" no fuese así, siempre queda el consuelo de poder lucir una aparente pulsera por un módico precio.
Por cierto, es imprescindible que el comprador rechace imitaciones.
Y como último dato a tener en cuenta, el certificado de garantía, SOLO SE VENDE EN FARMACIAS.

lunes, diciembre 04, 2006

OTRO DÍA MÁS


¡¡Vaya la que armé!!
Todo el mundo preguntando si me pasaba algo. Si realmente me encontraba tan mal.
En fin. Vaya día que fui a escoger para hacer una valoración sobre el paso de los años. Y es que eso de cumplir años se supone que debe producir felicidad, satisfacción y euforia.
Pues no. Al menos, no siempre.
Sobre todo si te levantas con el pie izquierdo, amenaza tormenta, estás irascible ante el más mínimo comentario y tienes muy pocas ganas, o ninguna, de enfrentarte a los pequeños problemas que surgen a cada paso.
Vamos, que tienes eso que se llama “un mal día”.
Espero que el efecto “Navidad” no haga de las suyas y me induzca a escribir, de nuevo, otra entrada igual de sombría y pesimista. Espero que las circunstacias colaboren para que no ocurra.
Que conste mi propósito de enmienda, y para ello, lo primero que hago es cambiar el aspecto del blog.
En futuros días iré añadiendo algunas entradas más acordes con las festividades que están a la vuelta de la esquina.
Se acerca la Navidad, el Fin de Año y hay que ir tomando posiciones.
Prometo no ser demasiado depresivo ni crítico en mis próximas reflexiones.
Está claro que seguiré sin hablar de política.