Día triste el de ayer.
Un maldito coche conducido a gran velocidad por quien no merece el nombre de persona, se cruzo en tu camino.
Un maldito coche conducido a gran velocidad por quien no merece el nombre de persona, se cruzo en tu camino.
Eras demasiado joven, demasiado inexperto y, sobre todo, demasiado confiado.
Con tus últimas fuerzas corriste a nuestros brazos buscando protección.
Con tus últimas fuerzas corriste a nuestros brazos buscando protección.
Tus pequeños ojos nos miraron pidiendo ayuda.
Moviste lentamente la cola al conocernos. Como siempre enormemente cariñoso. Hasta el final.
Pero ya era tarde.
Sabías que habías perdido tu última batalla y en ella la vida.
Nada pudo hacer la ciencia por salvarte.
Sabías que habías perdido tu última batalla y en ella la vida.
Nada pudo hacer la ciencia por salvarte.
Tu gran corazón se detuvo para siempre.
Mientras, mi alma se desgarraba por dentro y mi corazón se apagaba un poco más.
En mi inmensa soledad te doy mi despedida.
En mi inmensa soledad te doy mi despedida.
Adiós mi fiel amigo.