Esta foto fue realizada en septiembre del 2000 por el fotógrafo Javier Bauluz en la playa de Zahara de los Atunes. En aquella época y durante bastante tiempo, causó un gran revuelo entre los periodistas y numerosos lectores.
Muchos se pusieron a favor y otros en contra ante un posible “sesgo demagógico” implícito en la imagen.
La foto formaba parte de un reportaje denominado “Muerte a las puertas del paraíso” y nos muestra a una pareja de bañistas bajo una sombrilla y al fondo el cadáver de un inmigrante ahogado tras el naufragio de una patera.
Fue premiada con el "Godó de Fotoperiodismo" e intenta marcar la indiferencia ante un hecho que, por repetido, tiene el peligro de anestesiar la conciencia colectiva de los españoles ante el drama que sufren unas personas al arriesgar su vida, y a veces perderla, en su afán por sobrevivir.
Pasaron bastantes años desde entonces y el problema continua agravándose.
Las mafias siguen haciendo su agosto a costa de quienes buscan una nueva vida en el “paraíso”.
Cada vez son más los cayucos que vienen cargados de nuevos inmigrantes. Muchos de ellos no logran llegar a nuestras costas. Mueren en el intento.
Mientras este drama ocurre, nosotros seguimos indiferentes mirando hacia otro lado. En un silencio que llega a ser cómplice ante la muerte y el sufrimiento ajeno.
Algún día la Historia nos pasará factura y se hará real la vieja maldición bíblica:
Caerá su sangre sobre nosotros o sobre nuestros hijos.
La foto formaba parte de un reportaje denominado “Muerte a las puertas del paraíso” y nos muestra a una pareja de bañistas bajo una sombrilla y al fondo el cadáver de un inmigrante ahogado tras el naufragio de una patera.
Fue premiada con el "Godó de Fotoperiodismo" e intenta marcar la indiferencia ante un hecho que, por repetido, tiene el peligro de anestesiar la conciencia colectiva de los españoles ante el drama que sufren unas personas al arriesgar su vida, y a veces perderla, en su afán por sobrevivir.
Pasaron bastantes años desde entonces y el problema continua agravándose.
Las mafias siguen haciendo su agosto a costa de quienes buscan una nueva vida en el “paraíso”.
Cada vez son más los cayucos que vienen cargados de nuevos inmigrantes. Muchos de ellos no logran llegar a nuestras costas. Mueren en el intento.
Mientras este drama ocurre, nosotros seguimos indiferentes mirando hacia otro lado. En un silencio que llega a ser cómplice ante la muerte y el sufrimiento ajeno.
Algún día la Historia nos pasará factura y se hará real la vieja maldición bíblica:
Caerá su sangre sobre nosotros o sobre nuestros hijos.
Quien algo sabe sobre la indiferencia e incluso la discriminación que sufren los emigrantes es Rafael Amor.
Todo un “clásico” cantautor argentino que lleva muchos años desplegando su pensamiento comprometido de la mejor forma que sabe:
Poniendo voz y música a sus versos.
En las próximas fechas se le podrá escuchar, en directo, en los teatros de algunas ciudades del norte de la península.
Les pongo una de las canciones más impactantes y famosas de su repertorio, escrita en el periodo que pasó en España como “refugiado” durante la dictadura argentina: "No me llames extranjero".
2 comentarios:
para que preocuparse... ya tenemos suficientes problemas en nuestra trastienda europea como para añadir uno más.... mejor mirar para otro lado...
Los políticos saben que este dramático problema nos va a estallar en nuestras sucias manos más tarde o más temprano.
Aunque solo sea por odioso egoísmo...
Es imprescindible acortar las diferencias, sobre todo económicas, que nos separan.
El drama es que muchos piensan:
"Quien venga detrás, que arree".
Así nos va...
Saludos norteños :)
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