miércoles, enero 31, 2007

A LAS SIETE DE LA MAÑANA


Son las 7 de la mañana, tengo un despertador que en vez de sonar como una repetitiva y machacona campana, pone en marcha una radio donde una conocida y monótona voz desgrana un sinfín de desdichas. Es uno más de los múltiples avances tecnológicos que te hacen más agradable la vida.
De esa forma, además de despertarme, me informa de todo lo malo y menos malo que pasó en el dichoso mundo, mundial, mientras yo estuve en posición horizontal y fuera de juego con nocturnidad y alevosía.
Cuando logro tomar conciencia de mi caótica e inestable situación entre dejar el sueño y comenzar la vigilia, intento levantarme para ir con insistente premura al baño.
Mi cabeza decide enviar las órdenes precisas, pero todos los músculos de mis piernas se niegan a moverse.
Cierro los ojos, cambio de posición girando el cuerpo 180 grados y poco a poco vuelvo a sumergirme en el sueño que hace poco había dejado.
Desde el fondo de la niebla sigo escuchando la voz del periodista. Se empeña en lanzarme fuera de la cama con una perorata sobre el terco cambio climático y el coeficiente intelectual de ciertos dirigentes políticos. Pero sobre todo noto la líquida presión en el bajo vientre solicitando una rápida evacuación.
Con un supremo esfuerzo mental logro sacar las piernas fuera de la cama. Me siento en el borde y estiro los brazos mientras bostezo sin manifestar ninguna educación ni cortesía al espejo que tengo enfrente. Poco a poco abro los ojos, miro al espejo y veo la cara de un tipo con muy mal aspecto. Pienso que debe cuidarse.
Unos segundos después las rodillas hacen su función. Encuentro el interruptor y logro encender la luz del baño. Durante unos momentos quedo deslumbrado por el fogonazo.
Tanteando me siento en la baza del baño. Un buen invento. Lo mismo que la ducha. La pongo en marcha y me quito el reloj. Siempre duermo con el reloj puesto. Es una costumbre como otra cualquiera. Como el ducharme sin él, aunque cuando lo compré me dijeron que era sumergible. No me fío.
Me meto dentro de la bañera dejando que el agua moje todo mi cuerpo. Primero siento un frío intenso que es sustituido rápidamente por un exceso de calor. Intento regular la temperatura del agua. Al fin lo logro.
¿Porqué nunca me acuerdo que debo de hacerlo antes?.
Tras el conveniente secado, paso al corte y retoque de la barba, así como a la limpieza de la boca y de otros orificios menos aparentes.
Escoger la ropa, vestirse y tras última mirada al espejo uno se dispone a entrar en batalla.
Menudo ajetreo. Ya estoy agotado y acaba de empezar el día.
Busco en el bolsillo de la chaqueta si tengo las llaves del coche, cierro los ojos por un momento y con una profunda inspiración meto aire en los pulmones.

Son las 8 de la mañana. Aún sigo en la cama.
Mientras pienso que tengo que hacer todo lo anterior, a tientas, logro alcanzar el despertador y apretar el botón adecuado.
Contraigo algunos músculos pélvicos y me vuelvo a sumergir en la cálida niebla otro ratito.

sábado, enero 27, 2007

ESCLAVITUD


Hace años leí un pequeño relato de ciencia-ficción.
Tiene que perdonarme su autor pero no recuerdo su nombre ni el título.
Intentaré resumirlo en pocas palabras.

Un pequeño grupo de humanos fue capturado de repente por un potente haz de luz que surgió de una nave alienígena.
Una vez en el interior de la nave fueron recluidos en un compartimiento delimitado del cual no podían salir.
Después de pasar un tiempo, observaron que numerosos y distintos seres pertenecientes a extrañas especies estaban recluidos en otras estancias semejantes.
Los humanos hicieron todo lo posible por comunicarse con sus posibles captores. Vano intento.
Cuando ya habían desistido de poder lograr algún tipo de comunicación, uno de los humanos observó que había un pequeño ratón corriendo entre las hojas del suelo.
Con afán depredador innato, tuvo la ocurrencia de fabricar una pequeña trampa para cazarlo.
Después de varios intentos fallidos, logra darle caza.
Para guardar y conservar la captura, fabricó, entrelazando hierbas y finas ramas, una pequeña jaula donde introdujo el ratón al que alimentó con parte de su propia comida.
Al poco tiempo, en la estancia donde estaban recluidos los humanos, se escucha una voz que pide disculpas por haberles confundido con una especie no inteligente.
Reconoce el error y les indica que inmediatamente serán devueltos a su planeta de origen.

Somos una especie animal depredadora, y en nuestro afán por conquistar nuevos nichos ecológicos, no cesamos en arrasar todo animal viviente que se ponga en nuestro camino. Consideramos que el resto de las especies son diferentes si tenemos en cuenta los engañosos parámetros de moralidad, racionalidad o humanidad. Todo un conjunto de cualidades subjetivas apropiadas con el fin de crear una falsa separación entre nuestra especie y el resto. En esa diferencia asumimos su debilidad y por ello su subordinación a nuestros intereses. Quedan fuera de nuestra esfera moral, de nuestro concepto de ser formados a imagen y semejanza de un dios auto-construido para ocultar nuestras limitaciones.
Casi nadie se atreve a negar las capacidades afectivas que tienen muchos animales.
Todos aceptamos esas cualidades implícitas en multitud de especies, sobre todo en las más cercanas evolutivamente a nosotros.
Pero las olvidamos cuando nos arrogamos el poder de esclavizarlos, mutilarlos, golpearlos, aislarlos en jaulas de por vida o usarlos como objeto de experimentación.
Nuestra sociedad mecanicista y tecnificada, cada vez más apartada de una relación de respeto y convivencia armónica con la naturaleza, está generando auténticos sociópatas que asumen como válida la esclavitud de otras especies para, al final, consentir la de sus semejantes.

miércoles, enero 24, 2007

NUEVAS VERSIONES PARA VIEJOS REFRANES


El que madruga... encuentra todo cerrado.
Dime con quien andas y si está buen@ me l@ mandas.
Amor de lejos... felices los cuatro.
Caballo regalado... tiene que ser robado.
Hazlo bien sin mirar con quien.
Detrás de todo hombre que triunfa... hay una mujer sorprendida.
Cuando un millonario pasa a mejor vida... sus herederos también.
El amor es ciego... el matrimonio le devuelve la vista.
El trabajo en equipo es esencial... te permite echarle la culpa a otro.
Más vale prevenir... que amamantar.
Ojos que no ven... tortazo que te pegas.
El que ríe el último... no entendió el chiste.

CUESTIÓN DE LÓGICA


Por fin llegó el invierno en toda su crudeza, haciendo realidad ese refrán popular que dice: "al invierno no se lo come el lobo".
A pesar de los cambios climáticos, o quizás por ellos.
Ahora que ya tenemos la lluvia, la nieve y el frío con nosotros, recuerdo que hace solo unos pocos días tuve la ocasión de contemplar el negro cielo nocturno totalmente despejado, donde una multitud increíble de estrellas relucían con distinta intensidad.
Por suerte estaba en una zona donde la contaminación lumínica era despreciable y los astros brillaban en todo su esplendor. Incluso la “Vía Láctea” se dejaba ver con gran nitidez.
La temperatura era relativamente agradable y me entretuve buscando las distintas constelaciones, las estrellas más conocidas y alguno de los planetas.
Encontré rápidamente la “Osa Mayor” y la “Menor” con sus siete estrellas, entre ellas la famosa "estrella polar".
Más cerca del horizonte estaba “Casiopea” y cerca de esta relucían las estrellas de “Perseo”. Incluso pude ver el planeta “Saturno” como un diminuto punto luminoso entre “Leo” y “Cáncer”.
Allí estaba “Orión” (la siempre magnífica constelación de Orión compitiendo con la oculta "Escorpión") una de las constelaciones por la que siento una gran curiosidad, posiblemente por la gran luminosidad de sus estrellas (siempre me atrajo el espléndido “cinturón de Orión”).
Mientras miras hacia arriba, no puedes dejar de pensar en la inmensidad que implica el cielo cuajado de puntitos luminosos, tan diminutos por la distancia, pero a la vez tan enormes.
La mayoría estrellas que forman parte de nuestra galaxia, otros son galaxias formadas por millones de soles unidos por la distancia.
Solo de pensar en ello tienes la sensación desagradable de la propia insignificancia.
La absoluta "nada" entre tanto espacio-tiempo ilimitado y eterno.
El vértigo va invadiendo lentamente tus razonamientos, dejas de usar tu pobre lógica y la idea de un posible Dios todopoderoso se abre camino a empujones en tu mente.
Vana ilusión producto de tu propia limitación y de la cultura heredada.

jueves, enero 18, 2007

SE ADMITEN PERROS


Estaba yo paseando por la ciudad, acompañado por mi perro, cuando vi algo que me dejó realmente complacido.
Fue en un local dedicado a la venta de productos alimentarios.
En el cristal de la puerta había una pegatina que indicaba gráficamente la prohibición de entrar con perros.
Al otro lado de la puerta de entrada, en el pequeño peldaño que daba acceso al local, había un pequeño recipiente de plástico sujeto con una cadena a la pared y en cuyo interior había agua.
Como se puede apreciar en la foto, en la misma zona de la pared donde estaba atado el bebedero, había una argolla para poder sujetar al perro mientras el cliente realiza la compra.
Contemplando el sencillo y efectivo “invento”, pensé en la rápida evolución que se estaba produciendo en la educación y en las costumbres sociales.
No hace tanto que la gente tenía la desagradable conducta de escupir, sin ningún recato, en el suelo.
También era costumbre, ahora menos, el arrojar los papeles o desperdicios por los suelos, en vez de depositarlos en las correspondientes papeleras (entre otras cosas porque no las había).
Aún no está del todo “asumido” por los dueños que deben recoger los excrementos de sus perros. Aunque poco a poco se va admitiendo esta obligación.
Estuve buscando, mientras continuaba con el paseo, si había otros comercios que hubiesen tenido la misma idea (argolla y recipiente de agua), pero no encontré ninguno.
Si vi un par de ellos que tenían, en uno de los laterales del escaparate, una pequeña y discreta argolla para poder atar la correa del perro.
Supongo que será cuestión de tiempo que se ponga de moda entre los comerciantes.
Les va en ello el incremento en las ventas y en el número de clientes.

martes, enero 16, 2007

ASÍ SE ESCRIBIÓ Y ASÍ SE HARÁ

Ayer por la tarde vi la muy épica y muy bíblica película de "Los diez Mandamientos".
Hacía bastante tiempo que la había visto y tuve la osadía de volver a visionarla.
Y es que hay que ser muy valiente o estar muy ocioso para permanecer sentado delante del televisor durante 4 horas seguidas.
Pensé que esta vez no iba a llegar hasta el final, por aburrimiento.
Pero no fue así.
Realmente es un maravilloso espectáculo visual, con el esplendor que solo nos podía brindar la maquinaria del Hollywood de los años cincuenta al servicio de un colosalismo en estado puro.
El entrañable technicolor y la poderosa música de Elmer Bernstein cierran el círculo y hacen que todo encaje intentando ocultar a nuestro raciocinio la poco creible historia que se nos cuenta.
Fue la última película que realizó el gran director de cine Cecil B. de Mille (1881-1959).
Los protagonistas principales fueron, en el papel de Moisés, Charlton Heston (escogido por su parecido con el Moisés de Miguel Ángel) y Yul Brynner como el perfecto Ramsés II (irradiaba exotismo y virilidad en todos los planos donde aparecía).
Los dos constituían el eje de la historia, sobre el que giraba un excelente reparto de figuras consagradas: Edward G. Robinson, Anne Baxter, Vincent Price, Yvonne De Carlo, Cedric Hardwick, Judith Anderson etc...
La crítica no fue muy amigable con esta película y le negó los indudables valores que el tiempo se encargará de resaltar.
Los efectos especiales son realmente majestuosos e impresionantes para la época.
El movimiento de masas y la cantidad de figurantes (en algunos momentos llegaron a la cifra de 30000 personas) imposible de repetir, salvo con el engaño del ordenador.
Una de las más famosas secuencias es el "Dedo de Dios" grabando a fuego en dura piedra los mandamientos a cumplir para poder reactivar la Alianza pactada.
Y es que cualquier parecido con la auténtica realidad tiene que ser pura coincidencia.
Bueno. Disfruten del video.



ASÍ SE ESCRIBIÓ, AUNQUE DUDO QUE ASÍ SE HAGA

domingo, enero 14, 2007

ECCE ESPAÑA


Dicen que España está españolizada,
mejor diría, si yo español no fuera,
que, lo mismo por dentro que por fuera,
lo que está España es amortajada.

Por tan raro disfraz equivocada,
viva y muerta a la vez de esa manera,
se encuentra de sí misma prisionera
y furiosa de estar ensimismada.

Ni grande ni pequeña, sin medida,
enorme en el afán de su entereza,
única siempre pero nunca unida;
de quijotesca en quijotesca empresa,
por tan entera como tan partida,
se sueña libre y se despierta presa.

José Bergamín

lunes, enero 08, 2007

UNA CUESTION DE LEALTADES Y MERCEDES

Les voy a contar una vieja historia.
Ha llovido mucho desde entonces y el agua ha borrado mucha sangre inocente de las gastadas piedras de las antiguas sendas y caminos.
Pero parece que fue ayer cuando ocurrieron estos hechos que ahora paso a relatar.

"Los reyes y los príncipes viven é regnan por la justicia, en la cual son tenudos de mantener é gobernar los sus pueblos, é la deben cumplir é guardar"

Frase que se atribuye al rey de Castilla y León, Pedro I “el Justiciero”, también llamado “el Cruel”, durante la inauguración de las Cortes en Valladolid el año de 1351.
Nacido en 1334, hijo legítimo del rey Alfonso XI y de Doña María de Portugal, al que sucedió en el trono en el año de 1350 a la muerte de este último, por peste, en el sitio de Gibraltar.
Alfonso XI se enamoró de Leonor Núñez de Guzmán a la edad de 18 años y tuvo con ella diez hijos naturales.
Entre estos, estaba Enrique de Trastámara, futuro rey de Castilla y León, nacido en 1333, que fue adoptado por Rodrigo Álvarez de las Asturias, señor de Noreña y de quien heredó el condado de Trastámara (de ahí su nombre).
No fue fácil la convivencia de Pedro I con sus hermanastros, ni con los nobles e infantes castellanos o aragoneses. Ni siquiera con su propia madre.
Durante todo su reinado mantuvo múltiples luchas para conservar, con mano firme, el poder heredado.
Su casamiento, por razón de estado, cuando ya era amante de Maria de Padilla, con Doña Blanca de Borbón, y el rápido abandono de esta a la que encerró de por vida, con el consiguiente enfado del rey de Francia y del Papa Inocencio VI, generó el estallido de nuevas hostilidades.
El legítimo afán por conservar el poder regio, su avaricia, la desmedida dependencia del sexo con múltiples amantes ocasionales, su carácter exaltado y vengativo, generaron durante todo su reinado un cúmulo de asesinatos, venganzas y odios, cuyo final fue su propia muerte, a manos de su hermanastro Enrique.
Fue la primera "guerra civil española", una guerra entre hermanos, dentro de una lucha más amplia y continental, que recibió el nombre de “Guerra de los Cien Años”.
En 1367, el rey Pedro derrota a Enrique en la batalla de Nájera y le obliga a huir hasta Francia donde reorganiza sus ejércitos.
Con la ayuda de los nobles sublevados de numerosas ciudades castellanas y de los franceses al mando de Bertrand Du Guesclin vuelve a Castilla y logra vencer a las tropas de Pedro I cerca del castillo de Montiel donde, al final, el rey se refugia.


Sitiada la fortaleza por su hermano, Pedro I intenta fugarse del castillo mediante un pacto secreto con Bertrand Du Guesclin.
El francés engaña al rey y, en vez de sacarlo a campo abierto, le conduce hasta una tienda donde se encuentra su hermanastro Enrique. Estos se enzarzan en lucha y Pedro logra derribar a Enrique.
Se disponía a matarlo cuando Bertrand sujeta al rey por los pies y logra hacerlo caer.
Enrique aprovecha la ocasión y mata a su hermano con varias puñaladas.
Ante la muda acusación de traición en los ojos de Pedro, Bertrand dice la famosa frase:

“Yo ni quito ni pongo rey, solo ayudo a mi señor”

Muerto Pedro, Enrique le corta la cabeza y cuelga su cadáver en las almenas del castillo.
Los seguidores del rey muerto se rinden ante la evidencia.


Para acallar las voces de los nobles que no estaban de acuerdo con que Enrique subiese al trono de Castilla, en pago a su nueva lealtad y silencio, fueron convencidos con gran cantidad de favores y privilegios.
De esta forma, fue proclamado, como nuevo rey de Castilla y León, D. Enrique II de Trastámara, también llamado “el Fraticida” o “el de las Mercedes”.
Y es que la Historia está llena de gobernantes que medran gracias a crímenes inconfesables, ocultos pactos espurios, falsas promesas, cobardías, deslealtades y traiciones.
A mayor honra y gloria del dinero y el poder.
Nada nuevo bajo el sol.

sábado, enero 06, 2007

EL DIA DE REYES


No hace muchos años, el día siguiente a la Noche de Reyes, las calles se llenaban con multitud de niños, y no tan niños.
A primera hora de la mañana salían de sus casas solos o en compañia de sus padres e iban corriendo a jugar con los juguetes que los supuestos reyes les habían traído durante la noche.
Aparecían las flamantes y relucientes bicicletas, los coches de carreras teledirigidos y los pequeños camiones de bomberos con sus ruidosas sirenas (las pilas solían durar poco para satisfacción de nuestros sufridos oídos) y multitud de balones que había que ir sorteando mientras andabas para no tropezar y caer.
Se podían ver varias muñecas que andaban con paso indeciso y vacilante, algún carrito de niño a pequeña escala con su coqueto muñequito totalmente vestido y arropado en su interior e, incluso, una pequeña cocina en miniatura con sus fogones, cacerolas, platos y sartenes.
La novedad de los regalos y sobre todo el poco tiempo que tenían (al día siguiente volverían a las clases) hacía que su nerviosismo y ansiedad por disfrutarlos se palpase en el ambiente.
Los padres orgullosos miraban como sus hijos enseñaban los regalos a los amigos.
Algunos incluso intercambiaban los juguetes entre ellos.
Hoy, ya casi media mañana de un día festivo y soleado, mientras daba un paseo por las calles, me encontré con un par de personas que, como yo, iban con su perro.
Intenté encontrar alguna familia con niños paseando, pero no vi ninguna.
Ningún niño jugando por las aceras ni en el jardín cercano a mi casa con sus nuevos juguetes.
Solo dos jóvenes en una esquina estaban quietos mirando una pequeña consola, mientras uno de ellos apretaba con rápida obsesión los botones.
Un ruido repetitivo y machacón salía del aparatito. De vez en cuando los jóvenes ponían cara de satisfacción tras lograr un aparente triunfo contra la máquina.
Me pregunté si actualmente los niños no reciben regalos el día de Reyes.
Supongo que se siguen regalando juguetes pues los supermercados están llenos de ellos los días previos a la Navidad y en pocos días desaparecen de las estanterías con increíble rapidez.
Puede ser que este día los padres y sus niños madruguen menos que hace años. Quizás es que ya no hay tantos niños.
También es posible que reciban los regalos por Navidad para que así puedan jugar más tiempo con los juguetes.
Podemos achacarlo al efecto del cambio climático e incluso al nefasto influjo de la actual política global (el tiempo y, sobre todo, los políticos andan algo desquiciados últimamente).
No se. Igual es la suma de todas las anteriores causas, y alguna más que no se me ocurre en estos momentos, pero la realidad es que el día de Reyes ya no es lo que era.
Durante el paseo no pude resistir la tentación y me compré un comedido "Roscón de Reyes" que pienso degustar delante de una buena taza de chocolate caliente.
Todo sea por mantener vivas las buenas tradiciones. Y algunas curvas.

viernes, enero 05, 2007

PODEROSO CABALLERO


Palabras viejas pero siempre actuales. El brillo del oro acaba corrompiendo todo lo que ilumina. Lo mismo que pensaba Francisco de Quevedo hace siglos, sigue siendo válido en la actualidad.
Recordemos sus sabios y corrosivos versos.

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

martes, enero 02, 2007

FUMAR ES UN PLACER


Estos últimos días he estado fuera de casa.
No hay nada como viajar para tener nuevas sensaciones, ver gente extraña y descubrir distintos paisajes y paisanajes.
Siempre puedes encontrar algo inédito y que no conocías al doblar una esquina, cambiar de calle o entrar en un moderno edificio de una gran ciudad.
Pero antes debes desplazarte al lugar elegido. La forma más socorrida y rápida de hacerlo es usando el avión.
Una de las sensaciones más claras de estar perdiendo el tiempo es la espera en los aeropuertos. Pero esa impresión puede llegar a ser engañosa.
Para matar el tiempo, puedes ver como la policía actúa en el control de las personas y sus equipajes, puedes dedicarte a leer, a jugar con cualquier máquina a la caza de marcianitos o algo que puede resultar mucho más interesante: observar a la gente que pasea a tu alrededor.
Los asientos de las salas en los aeropuertos no suelen ser demasiado cómodos y la espera puede hacerse eterna.
Aquellos que tienen la “costumbre” demasiado arraigada de fumar, no tienen más remedio que buscar un sitio donde poder dar rienda suelta a esa perentoria y apremiante necesidad.
Lo tienen difícil. Y cada vez se está poniendo peor.
Solo pueden encender el cigarrillo y fumarlo en los lugares destinados para ello.
En los modernos aeropuertos son pequeños cubículos acristalados de pocos metros cuadrados de superficie donde se apretujan varias personas alrededor de un cenicero mientras apuran, compulsivamente y hasta el fondo, el humo de sus cigarrillos.
Desde hace un tiempo tengo la sensación, cada vez más evidente, de que son considerados como parias de la sociedad, gente débil, enfermiza y viciosa, casi depravada.
Se piensa en ellos como generadores de enormes gastos sanitarios, con la alevosía de convertir en fumadores pasivos a toda la gente que está a su alrededor.
El cinismo y la hipocresía de la sociedad y sus dirigentes son impresionantes.
Todos sabemos que el tabaco es una potente droga y que, una vez que te habitúas a ella, crea una dependencia tanto física como psíquica muy difícil de erradicar en el individuo que la padece.
La propia sociedad aletargada y el interés recaudador de los estados aplaudieron y favorecieron el desarrollo y consumo de esta droga, aún sabiendo perfectamente todos los efectos negativos que implica su uso.
Influyó e influye la propaganda implícita y explícita de los anuncios, las películas y todos los demás medios audiovisuales.
La manipulación y ocultación de datos negativos para la salud por parte de las fabricas de tabaco, con el consentimiento de las administraciones, hicieron el resto.
Con la doble moral imperante será difícil hacer desaparecer el problema. La erradicación de su consumo llevará mucho tiempo y va a implicar el uso de enormes cantidades de recursos sociales y económicos.
Mientras pensaba en ello, miré hacia la zona de fumadores, vi como varias personas intentaban ocultar entre sus dedos y la palma de la mano su cigarrillo encendido.
De vez en cuando y con rapidez llevaban la mano a la boca para dar una profunda calada. Algunos cerraban los ojos al hacerlo y una relajación contenida se apreciaba en su cara.
En ese momento me vinieron a la memoria las hamburguesas gigantes, el doble de patatas con ketchup y las tallas XXL de ropa.
Pensé que tenía que poner "las barbas a remojar".
Una extraña y poco agradable sensación recorrió mi espalda.