martes, agosto 15, 2006

TERRITORIALIDAD ENTRE HUMANOS

Curioso, muy curioso...
Puede parece una tontería.
Pero siempre veo las mismas reacciones en determinados casos.
Voy a poner un ejemplo sencillo:
Hoy hace sol y calor.
Es un día perfecto para ir a ponerse moreno.
¡Lo que es la moda!.
Pues nada. Preparo los bártulos y me escapo a la playa.
Una vez que llego a ella, solo tengo que buscar un lugar donde tumbarme en la arena.
Comienzo a andar hasta llegar al que considero un buen rincón.
Después de dar varias vueltas creo haberlo encontrado.
Por pura casualidad. ¿?.
Bueno. Por casualidad o por la causa que sea, "mi" sitio está equidistante de todos los otros sitios ya ocupados, que a su vez están también equidistantes del resto.
Estoy a gusto con el lugar escogido y comienzo a organizar todo para poder tumbarme relajado.
Coloco la toalla bien extendida y a ser posible sujeta con piedras si las hubiese a mano, luego la mochila, la sombrilla, los zapatos, ropa...
Todo bien colocado y puesto en una posición determinada que delimita el espacio que considero necesario.
Lo chocante es que todos los demás hacen lo mismo.
Puede que sea una forma de luchar contra la ansiedad.
La generada al intentar satisfacer la necesidad de una identidad propia, frente al anonimato general. Posiblemente...
Las malas caras comienzan a aparecer a medida que aumenta la cantidad de gente en la playa y disminuye el espacio a repartir.
Y es que lo que vale para la playa, también sirve para marcar con macetas el jardín de nuestras casas, poner cercas en las propiedades e incluso dibujar fronteras en los mapas.
Los etólogos (los que se dedican a analizar el comportamiento de los demás y encima se atreven a sacar conclusiones) dicen que es un problema de territorialidad.
Pues eso, Territorialidad. Palabra que implica la “exigencia involuntaria e impulsiva” que nos hace defender el territorio que ocupamos. Parte innata e instintiva de toda conducta animal.
Llevado al límite, el fervor patriótico sería una expresión humana del instinto de territorialidad existente en todo animal.
Pero algo falla en este planteamiento.
La explicación de la Territorialidad en la especie humana, como una respuesta instintiva y animal, no aclara la adquisición por un colectivo humano de más territorio del que necesita para su sostenimiento.
Eso que llamamos, Imperialismo.
La excusa para este comportamiento, era
que la existencia de un Estado solo quedaba garantizada cuando dispusiera del suficiente espacio para atender sus necesidades.
Es el llamado “Espacio Vital”. Lo que los alemanes denominaron como Lebensraum.
Pero claro, el territorio conquistado nunca es suficiente para las supuestas necesidades.
Alguno se inventó el Tercer Reich a su costa y se atribuyó el derecho moral de adquirir tierras ajenas con el fin de atender a sus supuestas necesidades territoriales.
Las nefastas consecuencias todos las conocemos.
No fueron los únicos, ni los últimos.
En el resto de los animales no se encuentra un equivalente para este comportamiento humano.
La territorialidad humana es distinta de la animal, o al menos, mucho más compleja. Es una característica desarrollada en paralelo con la evolución cultural de las sociedades humanas. Una construcción, una estructura de origen cultural, simbólica y por tanto social.
El individuo humano toma conciencia de estar en un territorio que considera como propio, único, diferente y superior. Al compartir esta identidad con otros individuos pertenecientes a “su” tribu, asume con ellos que son únicos, diferentes y superiores.
Características que nadie podrá quitarles.
Quien lo intente será considerado inmediatamente como un enemigo opresor.
El compartir estas ideas incluso les mantiene y afianza en sus convicciones.
No solo tienen sensación de pertenencia a un territorio que consideran de su propiedad, sino que también asumen las características culturales del grupo social y el comportamiento específico dentro de ese territorio.
La Territorialidad humana, como construcción social, se modifica con el tiempo, se adapta a las circunstancias, está imbricada con el poder, el orden y los valores sociales.
El declive de los valores sociales, como concesión a la territorialidad, tiene el peligro de que todos los habitantes de un territorio se identifiquen con el concepto de un Estado-nación cerrado en si mismo.
Esto puede llevar a la justificación y legitimación de una guerra con la única excusa de la defensa de "su" territorio nacional.
Curioso, muy curioso...

2 comentarios:

Ulisses 101 dijo...

Yo en la playa uso otra estrategia. Busco el punto de la playa con más chicas haciendo top-less y me instalo lo más cerca que puedo sin dar demasiado la nota. A parte de la territorialidad hay otros instintos...

mrci dijo...

Si. :)
Y mucho más poderosos.
Uhmmmmm :) Si.
Al menos a nivel individual. :)
Y es que ya lo decía mi abuela:
"Tiran mas un par de ..... , que un par de carretas". :)