domingo, octubre 29, 2006

EVOLUCIÓN Y CEFALÓPODOS

Recuerdo las discusiones, a veces encendidas, que hace bastantes años manteníamos un grupo de jóvenes alumnos con una excelente profesora universitaria de zoología.
Era, sé que sigue siendo, una mujer de aspecto menudo y delicado, pero tenía la cualidad de mantener a raya los altos niveles hormonales que corrían por nuestros cuerpos mediante una equilibrada combinación de voz suave y mirada firme.
Hace muchos años que no la veo, algo imperdonable por mi parte dado que me resultaría muy fácil volver a disfrutar de su compañía y recordar con complicidad y nostalgia aquellos buenos momentos.
Prometo que pronto, ahora que estoy más libre de obligaciones, me acercaré por su departamento e intentaré corregir esta imperdonable desidia.
Sigo viendo, en su pequeña y blanca cara, la tenue y poco duradera lucha entre la leyes Lamarckianas del uso y desuso de los órganos y de la herencia de los caracteres adquiridos, contra la vencedora Teoría de la Evolución darwiniana.
Estoy seguro que en el fondo de su pensamiento, muy en el fondo, todavía subsiste cierta influencia del poco afortunado y no siempre comprendido Jean-Baptiste Lamarck.
Aquellas tardes pasaron rápidamente, pero aún permanecen ancladas en mi memoria con agrado y firmeza.
Muchas de las tendencias y suposiciones allí planteadas sobre la evolución de los distintos organismos fueron quedando en el olvido o relegadas a simples curiosidades con el paso del tiempo y los nuevos descubrimientos.
Me gustaría volver a retomar las discusiones mantenidas sobre uno de los grupos más oscuros, y a la vez más interesantes, desde el punto de vista evolutivo.
Me refiero a los Cefalópodos.
Estos animales siempre me parecieron unos invertebrados dignos de estudio por sus particulares y sorprendentes características tan parecidas en muchos casos a los vertebrados.
Su resistencia a desaparecer de la faz de la Tierra, a pesar de los muchos cambios e incluso cataclismos que tuvieron que soportar, es encomiable.
El último, hace 65 millones de años, dejó como supervivientes a casi 800 especies, con dos subclases: los Coleoideos que agrupa a los comúnmente llamados pulpos, calamares y sepias, y los Nautiloideos con dos géneros y cuyo representante más conocido es el Nautilus.
Los procesos evolutivos que dieron lugar a la actual diversidad de estos animales es evidente que están ligados a los distintos mecanismos adaptativos respecto a su flotación y a su especializada locomoción.
La falta de fósiles es uno de los problemas que existen a la hora de despejar las múltiples teorías planteadas en su evolución.
Mis posteriores ocupaciones laborales fueron por caminos menos teóricos y más pragmáticos.
Pero los grupos de trabajo y discusión formados en aquellas clases sobre la Teoría Evolutiva y sus derivaciones filosóficas marcaron mi pensamiento y aún lo hacen en la lejanía.

2 comentarios:

Unknown dijo...

La verdad es que no estoy muy puesto en este tipo de temas... si me consta que frente a la costa del litoral asturiano hay una fosa de gran profundidad donde se andaba buscando la existencia de pulpos o calamares gigantes... en cuanquier caso siempre es bueno mantener en el recuerdo esa etapa de formación en la que a uno le motiva todavía un ansia de aprendizaje que cuando se umerge en la rutina laboral diaria tiende a olvidarse.. hay quien la mantiene viva y quien hacemos el esfuerzo de que no desaparezca...
Que tengas un bonito reencuentro con tu profesora...

mrci dijo...

Si. Se trata de los míticos "Kraken" de los pescadores del norte de Europa o calamares gigantes (el mayor invertebrado conocido) que científicamente reciben los nombres de "Architeuthis" y "Taningia".
Es posible que haya unas 20 especies distintas.
En Asturias, unas 25 millas mar adentro, al NE de Gijón y enfrente de Colunga se encuentra la llamada "fosa de Carrandi".
En ella se encuentra lo que los pescadores denominan el caladero de “El Cachuchu”, donde quedan a veces atrapados en las redes restos de estos animales.
Se piensa que "cazan" sus presas en esta fosa y se ocultan en los cañones submarinos de Avilés, Lastres y Llanes.
Hay varias zonas en el Mundo, siempre alejadas de la zona ecuatorial, donde se suelen encontrar varados en sus playas.
Por ejemplo en Nueva Zelanda, en la "fosa de Koikoura", donde se encontró el ejemplar más grande conocido, medía 22 metros de largo y pesaba 250 kilos.
Se suelen mover a unas profundidades que van desde los 400 metros a los 1200 metros.
Por las marcas de las ventosas que se aprecian en la piel de los cachalotes se piensa que pueden llegar a pesar más de 500 kilos.
Una característica asombrosa de estos animales es que, en poco más de un año de vida, pasan de tener el tamaño de unos milímetros a llegar a pesar más de 150 kg.
Se intentó varias veces filmar a este animal (casi un fósil viviente del jurásico marino) vivo y en libertad pero hasta ahora solo se logro, por unos japoneses, una corta secuencia de un ejemplar "capturado" por un anzuelo.
Cada vez se saben más cosas de estos animales, pero aún quedan muchas más por conocer.
Demos tiempo al tiempo.
Y es verdad que el ansia por aprender es más intensa en la juventud, aunque a algunos aún nos queda la precisa y suficiente curiosidad como para seguir estudiando.
Y eso que ya son muchos años.
Respecto a mi profesora, sé que será un reencuentro interesante.
Saludos norteños :)