viernes, julio 28, 2006

UNO DE SUS MUCHOS SECRETOS


Visto lo visto, y dadas las malas experiencias, propias y ajenas, mientras conduzca por cualquier autopista con el coche, me he propuesto no pasar de 120 Km. por hora.
Cuesta cierto tiempo y dedicación el lograrlo. Al principio hay que estar continuamente pendiente del velocímetro. Pero después te vas acostumbrando y acaba siendo relativamente fácil controlar el límite auto-impuesto.
Se que no hay ninguna necesidad de ir a más velocidad. He calculado que para los trayectos que suelo realizar en mis desplazamientos más comunes, el tiempo máximo que "pierdo" es de... aproximadamente unos diez minutos.
Vamos, una tontería.
Reconozco que hace poco tiempo, cuando conducía por una autopista, nunca bajaba de 140 Km/h. Lo normal es que fuese a 150... Incluso a veces más... Mea culpa...
Y es que me lo pedía el cuerpo... No me encontraba a gusto si no pisaba a fondo el acelerador. Cuestión de alcanzar el "justo" nivel de adrenalina... Supongo...
En cuanto me acercaba a otro coche que iba algo más despacio, mi única obsesión era pasarlo y no quedaba satisfecho hasta que no lo lograba.
Al ponerme a su lado, le miraba con cara tensa, despreciativa y con odio contenido. Mientras, pensaba, casi gritaba para mis adentros: “¡mejor estabas en una autoescuela aprendiendo a conducir, so mamón!”.
En fin...
Bueno... Pues... ayer conduje por una autopista durante doscientos kilómetros. Relajado. Sin estresarme. Incluso pude permitirme el lujo de admirar el paisaje. Iba a la velocidad recomendada. Los demás coches me adelantaron sin contemplaciones.

Bueno... me adelantaron todos... Incluso la mayoría de los camiones.

Me fijé en algunos de los conductores que me adelantaban y vi que su mirada era tensa, despreciativa y con odio contenido. Supongo que pensaban, casi gritaban para sus adentros: “¡mejor estabas en una autoescuela aprendiendo a conducir, so mamón!”.

Y empecé a comprender uno de los muchos secretos ocultos en la sonrisa más enigmática y famosa jamás pintada.

2 comentarios:

Ulisses 101 dijo...

Yo siempre voy a 120 por la autopista. Y cuando me adelanta alguien le miro con odio tenso, despreciativo y pienso: "¡Mejor estarás en un curso de rehabilitación para conductores sin puntos en el carné!"

mrci dijo...

jajajajajaja....
Si. La cruda realidad es que funcionamos por el miedo.
y solo hacemos caso cuando nos aprietan las clavijas.
¡Que digo!, el bolsillo.