
La fabulosa maquinaria empresarial de la factoría creada por Walt Disney sabe muy bien de que hablo.
Utilizó y sigue utilizando, al igual que sus seguidores, a los animales en sus dibujos y películas como ejemplo simbólico de las distintas virtudes o defectos asociados con la moral humana.
Pero esta tendencia no es una propensión actual.
Ya en el siglo VII adC. Esopo empleaba a los animales en sus relatos cortos llamados fábulas con el propósito de adoctrinar, de acuerdo con algún principio ético o moral que aparece al final o al principio de la narración y al que se denomina moraleja.
Posteriormente la cultura india, árabe y judía aportaron gran cantidad de escritos siguiendo la misma tradición.
Por tanto, la fábula como subgénero narrativo tuvo una gran importancia como instrumento educacional, incluso manipulador, a lo largo de todos los tiempos y culturas.
La extrapolación de determinados comportamientos en algunas especies animales y las consecuentes interpretaciones antropológicas de estos, puede llegar a ser abusivas o sesgadas.
Muchos escritores y lectores en un intento, tan frecuente hoy en día, de mantenerse dentro de una visión políticamente correcta pueden crear estereotipos totalmente absurdos.
Incluso llegan a caer en el mismo ridículo que se incurre al utilizar reiterativamente el género masculino y femenino para denominar a un grupo determinado de personas que siempre se designó con el género neutro.
Nuestra Lengua, la que utilizamos cuando intentamos comunicarnos, no es machista ni sexista. Pero si puede llegar a serlo el uso que hacemos de ella.
Y a todo esto...
Con asombro y después de releer lo escrito, me pregunto:
Posteriormente la cultura india, árabe y judía aportaron gran cantidad de escritos siguiendo la misma tradición.
Por tanto, la fábula como subgénero narrativo tuvo una gran importancia como instrumento educacional, incluso manipulador, a lo largo de todos los tiempos y culturas.
La extrapolación de determinados comportamientos en algunas especies animales y las consecuentes interpretaciones antropológicas de estos, puede llegar a ser abusivas o sesgadas.
Muchos escritores y lectores en un intento, tan frecuente hoy en día, de mantenerse dentro de una visión políticamente correcta pueden crear estereotipos totalmente absurdos.
Incluso llegan a caer en el mismo ridículo que se incurre al utilizar reiterativamente el género masculino y femenino para denominar a un grupo determinado de personas que siempre se designó con el género neutro.
Nuestra Lengua, la que utilizamos cuando intentamos comunicarnos, no es machista ni sexista. Pero si puede llegar a serlo el uso que hacemos de ella.
Y a todo esto...
Con asombro y después de releer lo escrito, me pregunto:
¿Mediante que absurdos mecanismos mentales, al principio de este escrito me dedico a elucubrar sobre el posible machismo del “Rey León”, sigo a continuación con las fábulas de Esopo y termino escribiendo sobre las “modas” y los “modos”?.
Seguro que son simples desvaríos de una mente calenturienta por culpa del cambio climático.
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