domingo, diciembre 09, 2007

MARY CHRISTMAS

Llega la Navidad.
Todo y todos parecen empeñados en demostrar que así es. Los adornos con luces ecológicas alumbran las calles. Mientras paseo me fijo en ellos.
Tengo la impresión que cada vez son menos las calles iluminadas con los colgantes luminosos y la potencia de sus luces es menos intensa que en años anteriores.
Supongo que la economía no está para demasiados excesos. Ocultar la oscuridad de las largas noches invernales cada vez nos cuesta más caro.
A la vista está. En todos los sentidos. Sobre todo a la vista.
A los escaparates les pasa lo mismo. Lo mismo que a los bolsillos.
Tienen menos luz y mucho más frio que en la calle. Ya sabemos que el tiempo está un poco loco por estas latitudes y se empeña en hacer lo contrario de lo esperado.
Miro los escaparates mientras tarareo inconscientemente la “Promenade” de “Cuadros de una exposición” del gran Mússorgsky. Cuestión de gustos.
Me fijo y veo que casi no hay ningún "Nacimiento", lo que también se llama un “Misterio”. La idealización de una familia.
Ahora casi todas son representaciones del viejo Papá Noel, algunos gnomos, chispeantes mariposas, estrellas relucientes de purpurina y multitud de espumillones brillantes cubriendo tejos, pinos y abetos de distintos tamaños y colores.
Queremos borrar los mitos de una vieja y desgastada religión, y con ellos la cultura a la que están unidos, sustituyéndolos por otros más antiguos, pero no por ello menos discutibles.
Solo cambiamos un artificio por otro.
Si parece que unos pierden su valor, se sustituyen por otros.
Lo único importante es continuar formando parte del engranaje, de la maquinaria. Seguir siendo otra de las muchas y pequeñas piezas dentadas que hacen que la gran máquina siga funcionando. Bien engrasada por el siempre presente y poderoso dinero. Sin opción a huir salvo que sea hacia adelante.

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