DE AQUI A LA ETERNIDAD

Se fue la mítica actriz Deborah Kerr. La llamada “Primera Dama de Hollywood”.
Siempre recordaré su belleza delicada, evanescente y etérea, incluso fría, en su falsa timidez.
Pero sobre todo cuando pienso en ella, veo el famoso “beso” entre Deborah Kerr y Burt Lancaster tumbados en la playa de Oahu en Hawai.
La famosa secuencia de la película “De aquí a la eternidad” del director Fred Zinneman. Un beso que vale más que toda una película. Los dos, abrazados mientras el mar les cubre con su espuma. Por algo la mitología hace nacer el Amor, a la diosa Venus, de la espuma del mar. Toda una alegoría orgásmica en unos pocos segundos de película.
La vi por primera vez como esclava cristiana en “Quo vadis”, luego disfruté de su presencia en muchas otras películas... “Prisionero de Zenda”, “El Rey y yo”, “Solo Dios lo sabe”, “Tu y yo”, Té y simpatía”, “Página en blanco” y, como no, la película de Jack Clayton llamada “The Inocents”, que aquí le pusieron el incoherente título de “Suspense”, basada en la novela de Henry James “Otra vuelta de tuerca”. ¿Se acuerdan de “Los Otros” de nuestro Alejandro Amenábar?.
Nunca le concedieron un Oscar por alguna de sus actuaciones. Al final la Academia de Hollywood le otorgó uno honorífico en 1994.
Hasta siempre querida Deborah.