“Cuentan que hace tiempo unas liebres estaban sentadas comiendo en un verde prado cuando vieron a lo lejos unos perros de caza que se acercaban corriendo hacia ellas.
Una de las liebres le dijo a la otra:
-Corramos, que vienen los galgos y acabaran cazándonos.
La otra liebre miró hacia los perros y contestó:
-Tranquila, no son galgos, son podencos.
La primera dijo:
-Que no, que son galgos.
La otra contestó:
-No digas bobadas, son podencos.
-Que no!. Son galgos.
-Podencos.
-Galgos.
-Podencos.
Una de las liebres le dijo a la otra:
-Corramos, que vienen los galgos y acabaran cazándonos.
La otra liebre miró hacia los perros y contestó:
-Tranquila, no son galgos, son podencos.
La primera dijo:
-Que no, que son galgos.
La otra contestó:
-No digas bobadas, son podencos.
-Que no!. Son galgos.
-Podencos.
-Galgos.
-Podencos.
...
Siguieron discutiendo durante un tiempo hasta que llegaron los perros donde estaban las liebres y en poco tiempo dieron buena cuenta de ambas.
Nunca se supo a que raza pertenecían los perros”.
Siguieron discutiendo durante un tiempo hasta que llegaron los perros donde estaban las liebres y en poco tiempo dieron buena cuenta de ambas.
Nunca se supo a que raza pertenecían los perros”.
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Nuestros políticos se olvidan que sube la gasolina, la luz, el gas, el agua, el trasporte, sube la tasa de temporalidad en el trabajo, sube el euribor de las hipotecas, suben los “excedentes laborales”, sube el tiempo que se tarda en vender una vivienda, sube la inflación, sube la desigualdad en el reparto de la renta, sube el pan, la leche, los huevos, el pollo y el resto de las carnes y, con todos ellos, sube el Índice de Precios al Consumo. Sube el desequilibrio ambiental. Suben los inmigrantes ilegales, los que llegan y los que no logran llegar pues mueren por el camino, suben los muertos en las carreteras, sube la violencia, sube la crispación, sube la inestabilidad y con ella, sube el miedo.
Mientras, los políticos que deberían mejorar o solucionar todos estos problemas y necesidades, están preocupados por el tamaño y color de las banderas, por las letras que deben ponerse a los himnos, por si sobra o falta una frase en cada uno de los muchos estatutos, por quien es más patriota o más monárquico.
A medida que se acercan las elecciones estos políticos aumentan sus promesas en la misma proporción que disminuye la credibilidad de los votantes.
No se la raza de los perros, pero muchos notan que sus dientes están demasiado cerca, mientras las liebres discuten si son galgos o podencos.
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