Es primordial una reflexiva, prudente y sensata mesura en todos los actos trascendentales de nuestra vida.
Aún así, nos equivocamos muchas veces al tomar ciertas decisiones.
Algunos tienen, tenemos, desde hace un cierto tiempo, una desagradable sensación sobre la evolución de muchos aspectos sabiamente pactados.
Algunos tienen, tenemos, desde hace un cierto tiempo, una desagradable sensación sobre la evolución de muchos aspectos sabiamente pactados.
Da la impresión de que se están diluyendo como un azucarillo en una taza de agua caliente.
Son aspectos asumidos por la mayoría y que tienen en cuenta hasta donde se puede, pero no se debe llegar.
Con gran cinismo y mucho machismo, pensando solo en el sexo, siempre se dijo que la mujer del Cesar no solo debe de ser honrada, sino que también tiene que parecerlo.
Tenemos otra Dama, mucho más importante, que no debe mirar para ningún lado, ni siquiera para el otro.
Si alguna vez muestra sus ojos, es aconsejable que lo haga con mucha luz y taquígrafos.
Es mucho el desaliento, demasiados los muertos y muy grande el sufrimiento para un viaje que no lleva a ningún sitio o, aún peor, al sitio de partida. Para este viaje no hacía falta tantas, ni tan tristes, alforjas.
Parece que no maduramos, seguimos siendo una tierra folclórica con nocturnidad y a veces cierta alevosía.
La utilización de mecanismos como la suplantación, el mimetismo o el camuflaje, es muy útil para sobrevivir en un mundo tan competitivo. La evolución nos da muchos ejemplos de ello en la naturaleza que nos rodea.
Pero el uso, en exceso, de estas actuaciones defensivas u ofensivas, puede llegar a producir apatía, desgana e incluso hastío entre los desilusionados ciudadanos.
Son aspectos asumidos por la mayoría y que tienen en cuenta hasta donde se puede, pero no se debe llegar.
Con gran cinismo y mucho machismo, pensando solo en el sexo, siempre se dijo que la mujer del Cesar no solo debe de ser honrada, sino que también tiene que parecerlo.
Tenemos otra Dama, mucho más importante, que no debe mirar para ningún lado, ni siquiera para el otro.
Si alguna vez muestra sus ojos, es aconsejable que lo haga con mucha luz y taquígrafos.
Es mucho el desaliento, demasiados los muertos y muy grande el sufrimiento para un viaje que no lleva a ningún sitio o, aún peor, al sitio de partida. Para este viaje no hacía falta tantas, ni tan tristes, alforjas.
Parece que no maduramos, seguimos siendo una tierra folclórica con nocturnidad y a veces cierta alevosía.
La utilización de mecanismos como la suplantación, el mimetismo o el camuflaje, es muy útil para sobrevivir en un mundo tan competitivo. La evolución nos da muchos ejemplos de ello en la naturaleza que nos rodea.
Pero el uso, en exceso, de estas actuaciones defensivas u ofensivas, puede llegar a producir apatía, desgana e incluso hastío entre los desilusionados ciudadanos.
El equilibrio pactado puede llegar a romperse si la cuerda se estira en exceso.
Falta moderación y mucha contención. Entre todos y por el bien de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario