lunes, mayo 28, 2007

TODOS GANARON


Decía yo estos últimos días pasados, a aquellos que me querían oír, que uno andaba ligeramente melancólico que no deprimido.
Y no era el único pues, por lo que pude ver y leer, era un estado de ánimo bastante difundido entre la peña más o menos cercana.
En mi caso, fue el resultado de ver multitud de carteles pegados en las esquinas con caras desarrugadas por arte del "photoshop", sumado al efecto nefasto producido por una maldita muela peleona que me mantuvo varias noches seguidas con los ojos abiertos como platos.
Aunque los carteles se fueron despegando y arrugando por efecto de la lluvia y la muela se fue calmando gracias a la sinergia de los analgésicos con los antinflamatorios, la sensación melancólica persiste a día de hoy.
Peor aún, se está transformando, a medida que pasan las horas, en una real y persistente depresión.
Estoy seguro que la causa de esta evolución psicológica se puede achacar a un exceso de información post-electoral.
Después de dar un paseo cívico por mi colegio electoral, estuve durante toda la pasada tarde-noche (justo hasta hace unos minutos) con los ojos a cuadros "zapineando" por todos los canales habidos y por haber de mi bendita televisión.
Intentaba conocer los resultados de las elecciones que ayer se realizaron en el territorio español.
Después de oír lo que nos cuentan nuestros futuros representantes, tengo la sensación de que ninguno de ellos perdió estas elecciones.
A estas horas de la noche, cuando la carroza se convierte en calabaza, ya empiezan las negociaciones y las posteriores componendas.
Algunos de estos pactos pueden llegar a ser decepcionantes. Incluso algunos se podrían denominar "contranatura".
Todos realizados con el peso específico de nuestros votos.
Deleznable coartada.
Pero es igual. Es otra forma de ganar las elecciones.
No se de que me asombro porque pasa siempre. Ninguno de ellos las pierde.
O al menos eso dicen.
Puede que tengan razón.
Ellos, en el fondo, saben que la tienen.
De ahí mi depresión.
La que me entra al pensar que los que pierden siempre son los mismos.
Los que seguirán sin coche oficial.
Los que van a pie.
O como mucho en un utilitario adquirido gracias a la correspondiente hipoteca.
A un interés muy interesado.

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