martes, mayo 22, 2007

THE WHO

El movimiento Mod, de "modernismo", fue una subcultura surgida a principios de la década de los sesenta que definió la revuelta juvenil de aquella época.
Nació en los barrios periféricos londinenses entre los jóvenes de la clase obrera. Eran jóvenes rebeldes. Se interesaban por la cultura europea imperante en aquellos momentos.
Conducían motos italianas, se cortaban el pelo según la moda francesa y seguían las pautas de comportamiento de los estudiantes centroeuropeos.
Se veían como ciudadanos de Europa, del Mundo. Se consideraban sus máximos representantes.
Como tales querían tener la mejor música, los mejores libros, la mejor ropa.
Lo mejor de lo mejor.
Su finalidad era la continua búsqueda de todo lo que fuese vanguardista. Lo asumían y enseguida lo desechaban para volver a buscar algo nuevo situado un poco más lejos. Siempre cerca del límite.
Con los años este movimiento fue evolucionando, se originan cambios notables, se reivindican sus orígenes obreros contra la clase media y aburguesada.
El "ideal mod" nunca desaparece, se reinventa a si mismo con diferentes formas y tendencias. Durante todos estos años de existencia ha dado origen a muchas variaciones, cada una de ellas definida por una forma de ser, de comportarse, por un estilo en el vestir y por múltiples preferencias musicales.
A finales de la década de los setenta se produce un auténtico "mod revival" cuyo máximo exponente fue la película "Quadrophenia" de F. Roddam producida por el grupo "The Who". Largometraje que reconstruye el complejo e interesante fenómeno del movimiento modernista de los años 60.
Con más de cuarenta años sobre sus espaldas, el grupo "The Who" levantó pasiones el sábado pasado en el BEC (Bilbao Exhibition Centre).
Arropados por una perfecta banda, Roger Daltrey y Pete Townshend, los dos miembros supervivientes del cuarteto inicial, ofrecieron un concierto de casi dos horas de duración.
El público, impaciente por la espera y algo frío al principio, cayó rendido a sus pies ante la avalancha de clásicos con que nos deleitaron.
Nadie pudo quedar impasible ante un “ I Can´t explain”, “Baba O´Riley”, “The kids are alright”, “My Generation” o ante la potencia rítmica de “Anyway, anyhow, anywhere”.
Todo un autentico lujo para una noche memorable hecha para recordar viejos tiempos.
Aunque, la verdad, ya no son lo que eran.
Estuvieron mucho más tranquilos (hace tiempo que dejaron de ser "la banda más ruidosa del mundo"), y menos destructores ( en realidad, no rompieron ningún instrumento).
Y es que los años no perdonan.
Pero Daltrey logró seducirnos con sus vueltas al aire del micro (no tan perfectas como antaño) y nos demostró que aún conserva gran parte de la voz que tenía en la mítica ópera-rock "Tommy".
A Pete Townshend tampoco le perdonan los años, pero aguanta y aguanta bien.
Sigue con sus "remolinos", continúa jugando con la guitarra. Ya no la rompe. Se nota que la ama. Logra extraer de ella su mejor música. Que es mucha y buena.
Sus saltos ya no son tan altos ni sus carreras por el escenario tan largas, pero sigue consolidándose como el auténtico líder de un grupo musical que se niega a caer en el olvido.

4 comentarios:

Mugalari dijo...

No me digas que estuviste por Bilbao, para ver el concierto de los Who? Yo al final no fui, pero unos amigos que fueron me han dicho que estuvieron geniales!!Por cierto, otra vez que te pases por aquí, avisa, y quedamos para tomar algo...

mrci dijo...

Estuvimos... Estuvimos... :)
Y tengo que reconocer que valió la pena, aunque yo al principio lo dudaba...
En la duda colaboró una muela protestona que me dio la noche a pesar de atiborrarme de analgésicos.
Llegamos pronto y miedo me dio que el público no fuese el suficiente como para cubrir el aforo y pasase lo mismo que ocurrió el año pasado en Barcelona que suspendieron el concierto por falta de gente.
Pasó el tiempo y poco antes de comenzar a actuar Loquillo y los Troglo (como él dijo: todo un honor hacer de teloneros para tan gran evento) se fue calentando el ambiente y al final se cubrieron todos los huecos hasta quedar lleno el recinto.
Los ánimos fueron subiendo al mismo ritmo que los decibelios.
Entre el mucho público entregado había gente con más de 60 años y otros que aún no habían cumplido los 18.
Todo un abanico de generaciones que son y siguen siendo fieles al magnetismo de unas canciones que ya son historia y que deben ser consideradas como parte importante de la Música escrita con mayúsculas.
Al final supo a poco, aunque nadie quedó decepcionado.
Y si :) Tenemos que quedar un día, en mutua compañía, para tomar un algo y sorprendernos gratamente. :)
Saludos norteños.

Mugalari dijo...

Te tengo que reconocer que el viernes me acorde de ti, porque vi a un perro como el tuyo en el local donde estabamos cenando...

mrci dijo...

Noooo...
Muy a nuestro pesar el pobre se quedó en casa.
No se como se las arregla pero las despedidas, por cortas que sean, siempre acaban en drama...
Y es que nos tiene cogida la medida...
Llegamos ya cenados y creíamos con retraso para coger buen sitio.
A la vuelta con la excusa de que ya era tarde y había viaje por delante (inconscientemente estabamos los dos pensando en el pequeñin, encima mi muela seguía haciendo de las suyas y que las edades ya no perdonan), pues eso, que decidimos salir escopetados para casa.
En el momento de pillar la autovía, a punto estuvimos de meternos en el viejo Bilbao, pero nos nos pensamos mejor y lo dejamos para otro día :)
Todos sabemos que aunque solo sea usando sus "peligrosos" pinchos como pretexto, siempre vale la pena volver a ver la vieja ria.
Por un motivo u otro cada poco tiempo nos ponemos de acuerdo para hacerlo.
Saludos norteños :)